
Para evitar estas situaciones de nerviosismo hay que pensar que los goles que te marcan no te los marcan a ti, sino al equipo y que no todos los chuts se pueden parar (aunque siempre hay que intentarlo).
Otra de las cosas que ponen nerviosos a los porteros es si va a pasar bien, pues un mal pase puede convertirse en un gol del contrario. El portero ha de dar bien los pases largos para que su equipo pueda meter goles fáciles al contraataque. De todas maneras lo mejor es no obsesionarse y venirse abajo, pues, unos días te salen bien las cosas y otros no.